Opinión

Carta a «J»

Carta a «J»

Que la vida está llena de imprevistos no es nada desconocido para los que somos adultos, pero sí un auténtico “chasco” para los más pequeños cuando van descubriendo que las cosas no siempre salen como uno espera.
Estas palabras van dedicadas a un pequeño estudiante de primaria, llamémosle “J”, que sin quererlo se convirtió en un chico valiente al que le empezaron a asustar las rejillas por las que corre el agua de lluvia, después de caer y quedar atrapado hasta la cadera en una de ellas, en el lugar que pensaba que pasaría grandes momentos con sus amigos, en el patio de su cole.

Carta a «J»

De repente todo cambió para “J”:
Tuvo que aguantar perlas del tipo “Dicen mis padres que eres famoso” o «No tenía que haber estado ahí en ese momento» (como si la culpa fuera del niño). Perlas y todo tipo de desaires que han aguantado unos padres que han peleado hasta el último momento por la seguridad de su hijo y de otros cientos de niños a los que nadie parece importarle (vayan dándose por aludidos aquí aquellos que han participado del silencio de todo este proceso. Todos sabéis quienes sois).
Seis meses de un patio cerrado, de pelotas al tejado de una administración y de otra.
Seis meses de niños jugando en patios llenos de piedras, rosales y vallas.
Seis meses de niños preguntando por su patio sin respuesta alguna.
Seis meses de falta de empatía y silencio por parte de aquellos que se autoproclaman defensores de la escuela pública, de calidad y para todos. Para todos menos para “J” y quienes solicitaban responsabilidad y acción.
Seis meses de lucha para unos padres que finalmente han conseguido que el patio de “J” se arregle, para que los niños de otros papis y mamis que quizá no sepan nada de esta historia, puedan disfrutar durante muchos años más.
Me hubiera gustado mucho, pequeño “J”, no tener que escribir nunca estas palabras, significaría que nunca te hubieras llevado este gran susto. Pero como la vida es así y nos da unos golpes que no nos esperamos, quiero trasladarte mi enhorabuena por tu valentía y por tu generosidad, porque sabes, que a pesar de haber sufrido un accidente a tu corta edad, vas a conseguir que a otros niños no les vuelva a ocurrir.
También agradecimiento porque tu papá y tu mamá no han tirado nunca la toalla.
Han demostrado que en esta sociedad no todos los valores se han perdido y estoy seguro de que tú así lo sabrás cuando seas mayor.
Sirvan estas palabras de agradecimiento para ti y para ellos, por ganar una lucha que nunca debieron pelear solos.
¿Sabes qué? El cole se arreglará: al final la pelota cayó encima del tejado del ayuntamiento.
¿Cuándo? Pues esperamos que pronto para que puedas verlo y jugar con la seguridad que tú y todos los niños merecen.
A veces la solución a los problemas tardan un poco más, a veces las cuestas se ponen un poco empinadas, pero acaban llegando. Ahora ya sabes, pequeño “J” que casi todo en esta vida tiene arreglo.
Gracias, pequeño “J”. Que seas un niño muy, muy feliz.